lunes, 7 de noviembre de 2011

Calderón y sus panistas ya controlan el PAN… ¡para Cordero!


Contralinea.
Sección: Conjeturas

Autor: Álvaro Cepeda Neri
6 noviembre 2011


Calderón hizo un juramento ante la tumba de su padre. Y otro, ante el féretro de Mouriño, en el acto con honores en el campo Marte de las Fuerzas Armadas para el nacido en España, a quien los calderonistas consideraban el candidato del Partido Acción Nacional (PAN) para la sucesión presidencial. Ambos juramentos, en clave para los buenos entendedores y los que estaban en el ojo de los intereses, eran que a ningún precio entregaría la Presidencia al Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Peña ni al Partido de la Revolución Democrática (PRD) de López Obrador. Que lo pensaría dos veces si en lugar de estos fueran Beltrones y Ebrard; y si éste desplazaba al tabasqueño, sondear arreglos con Manuel Camacho, para aceptar de facto una alianza con el PAN, sea Cordero o Josefina, quien abandere a los conservadores, religiosos y derechistas de Acción Nacional.

Mientras tanto, Calderón lleva varios calentamientos para controlar al partido de Gómez Morín, un PAN, si bien reaccionario, fundamentalista y antilaico, con modificaciones para su manejo. Ya logró imponer como sucesor de Mouriño a Cordero, pues Santiago Creel está fuera, igual que Josefina Vázquez Mota. Y designará a la mayoría, sino es que a todos los aspirantes a diputados y senadores, conforme a sus intereses y los de su esposa (será candidata a senadora, con miras al 2018).

Hay más cosas que Calderón trama, si es que el PAN, como todo indica, sigue rezagado al tercer lugar (e incluso al cuarto, si el Partido del Trabajo, PT, postula a Andrés Manuel López Obrador), y si el PRI se mantiene en las preferencias y en un viraje el candidato es Beltrones, quien tiene mayores cualidades para ganar los debates y obtener la victoria en las urnas que su adversario Peña, puesto que la popularidad de éste carece de cimientos y su imagen se la construyó Televisa y la sostienen Chuayffet, Francisco Rojas, Montiel y Salinas. El caso es que Calderón ya controla al PAN. Su favorito es Cordero, su enemigo López Obrador y no quiere que Peña, con su mafia, se apodere del PRI.

Calderón está metido en la lucha electoral, como cuando derrotó a Fox, se apoderó de la candidatura y logró la complicidad del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y del Instituto Federal Electoral, para “ganar” la elección al precio de una ilegitimidad que pagó la Nación con el desastre económico: desempleo de 20 millones, casi 3 millones más que la población ocupada; 50 millones entre el hambre y las demás pobrezas; corrupción a lo bestia, como el intocable director de Pronósticos Deportivos: Adolfo Blanco Tatto; la cosecha macabra de casi 60 mil homicidios, miles de desaparecidos, domicilios invadidos, mujeres violadas por los militares, más de 10 mil feminicidios y una guerra devastadora por todo el país que ha generado una sangrienta inseguridad.

El campo está abandonado. Zacatecas, Durango, Sonora, Chihuahua, entidades convertidas en desiertos, porque no se le ocurre al calderonismo construir desaladoras. Un desastre político, peor si el golpismo progresara. Y un desastre cultural: desprecio por invertir en la investigación. E incapacidad para negociar con el Congreso para solucionar esos problemas. Pero Calderón quiere salirse con la suya en el PAN, con Cordero, y en las elecciones para impedir toda posibilidad al PRI y al PRD.

*Periodista.